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LA
CRISIS MEXICANA: ¿DERRUMBE DEL MODELO NEOLIBERAL LATINOAMERICANO,
O DE UNA VERSION DEL MISMO?
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Jaime
Puyana Ferreira
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1.
Introducción 2. El Proceso de Globalización: Algunos Comentarios Generales. 3. La Internacionalización de las Finanzas en el Actual Proceso de Globalización 4. El Nuevo Papel de la Inversión Especulativa a Nivel Mundial. 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte A) 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte B) 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte C) 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte D) 6. La Crisis Mexicana: Neoliberalismo Extremo en Acción. 7. ¿Es Posible Una Alternativa al Neoliberalismo? Hacia Una Propuesta Alternativa. NOTAS (1) |
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5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte D). |
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El impacto del actual "plan de choque" ha sido devastador. En términos de producción y ventas, como lo indica una encuesta realizada por el diario Reforma, el desplome por sector es ilustrado por la Tabla #5 |
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Tabla
#5
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Fuente:
Reforma, Abril 5 de 1995 (datos de Cámaras Industriales)
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Tabla #6
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Fuente:
GEA, elaborado a partir de datos del INEGI
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Debe mencionarse que estas proyecciones eran un poco menos optimistas que las del gobierno, donde se calculaba que en los trimestres II y III el PIB decrecería, respectivamente, en -3.9% y -2.3%, mientras que en el IV lo haría tan solo en -0.6%. En ambos casos, sin embargo, se aceptaba que esta caída superaría las de 1983 (-4.2%) y 1986 (-3.7%), cuando apenas se estaban sentando las bases del actual "modelo" Neoliberal. Ahora bien, el informe recientemente publicado por la SHCP sobre el desempeño de la economía durante el segundo trimestre de 1995 rebasa con creces dichas proyecciones, presentando un panorama mucho más sombrío de la realidad. La Tabla #7 nos presenta las cifras correspondientes: |
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Tabla #7
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Fuente:
SHCP
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5) El Neoliberalismo se caracteriza, también, por un acentuado descenso de los salarios reales, niveles masivos de desempleo, y una redistribución regresiva del ingreso a favor de los grupos de altos ingresos, particularmente el gran capital financiero-especulativo. En el caso de México la situación ha sido particularmente dramática, pues se han eliminado importantes conquistas sociales y económicas que databan de la revolución de 1910, y que se encontraban plasmadas en la Constitución de 1917. Lo que es peor, esto se ha logrado bajo los dos últimos sexenios Neoliberales, empleando la retórica misma de la Revolución Mexicana, es decir, añadiendo insulto a la injuria. Este hecho, cabe destacarlo, fue facilitado en gran parte por el rígido control corporativo ejercido sobre el movimiento obrero Mexicano por la burocracia sindical histórica de la CTM. Esta última, como bien es sabido, ejercía draconianamente dicho control, pero compensaba la ausencia de un sindicalismo independiente asegurando ventajas económicas laborales que no se veían en algunos otros países del área, cuando México funcionó bajo el modelo de industrialización basado en la substitución de importaciones. En la actualidad, a la antidemocracia sindical se une un sostenido deterioro en los salarios y las condiciones de trabajo en general. De acuerdo con José Luis Calva, "La política de topes salariales por debajo del índice inflacionario y el abarrotamiento de los mercados de trabajo por la casi nula generación de empleos, provocaron la severa degradación de la participación de los salarios en el producto nacional, del 37.1% del PIB en el período 1970-1982 al 25.5% durante los últimos cinco años (1990-1994) (...) Los salarios mínimos sufrieron una reducción casi ininterrumpida a lo largo de once años del modelo neoliberal, hasta representar en 1993 menos de la mitad (47.5%) del poder adquisitivo que tenían en 1982; los salarios contractuales sufrieron una disminución igualmente vertical hasta perder el 40% de su poder de compra; y los salarios manufactureros perdieron el 38.3% de su poder adquisitivo entre 1982 y 1988 y, a pesar de su ligera recuperación en años subsecuentes, aún son 19.4% inferiores a los de 1982."(...) "Las políticas contractivas provocaron el desplome vertical del nivel de empleo: entre 1983 y 1992, en el conjunto de la economía mexicana solamente se crearon 2.0 millones de empleos remunerados, pero cada año tocaron las puertas del mercado laboral entre 0.9 y 1.1 millones de jóvenes demandantes de empleo en los años noventa. De este modo, 10.4 millones de jóvenes no encontraron empleos remunerados durante ese lapso (se estima que alrededor de un tercio de ellos emigraron de manera ilegal a los Estados Unidos); y el mito genial del desempleo pasó a deambular en las calles de las urbes y a encubrirse bajo múltiples formas de actividad marginal."(...) "La distribución funcional del ingreso, que nunca ha sido buena en México, empeoró salvajemente bajo el modelo neoliberal. Mientras las ganancias empresariales ("excedentes de operación") pasaron del 52.8% del ingreso nacional disponible (IND) en 1981 al 61.6% en 1991, las remuneraciones de los asalariados pasaron del 42.6% del IND en 1981 al 29% en 1991." "La distribución familiar del ingreso que tampoco fue buena en el pasado, sufrió una brutal evolución regresiva bajo el modelo neoliberal: el 40% de los hogares con menores ingresos disminuyen su participación en el ingreso familiar total del 14.36% en 1984 al 12.68% en 1992, mientras que el 10% de la población con mayores ingresos aumentó su participación del 32.8% en 1984 al 38.2% del ingreso familiar total en 1992; y los estratos medios bajos (deciles V al VIII) se empobrecieron al disminuir su ingreso del 36.1% en 1984 al 33.1% del ingreso familiar total en 1992"(30) Debe destacarse que
todas las tendencias arriba ilustradas por Calva se están acentuando en
la actual crisis, y probablemente se intensificarán de continuarse con
el actual modelo Neoliberal. Los salarios, el empleo, la distribución del ingreso y el gasto público de bienestar social sufrirán su peor deterioro en la historia del país, lo cual agravará los problemas de miseria y pobreza (...) El ingreso de la población sufrirá un desplome dramático. Directamente y de manera optimista, de un solo golpe, los salarios reales perderán, en promedio, entre 22 y 25% de su poder adquisitivo (si la inflación es de 42% o 50%) (...) Casi ningún tipo de salario se salvará del retroceso" "Del lado del empleo, el asunto será igualmente dramático. La pérdida de plazas laborales ascenderá en este año a más de un millón, pues la recesión será de mayor profundidad que la esperada oficialmente: 4% y no 2%, según proyectan el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado y Grupo de Economistas Asociados. Aquellos, sumados a los 500 mil empleos perdidos en 1994 y a los 2.2 millones de personas incorporadas al mercado laboral en los dos últimos años y que se quedarán a la vera del camino, han de generar una desocupación abierta de casi cuatro millones de individuos, lo cual elevará la tasa hasta casi 6%, una de las más altas desde 1983. (...) Y lo más preocupante: Por lo que resta del siglo, si la economía se subordina a la búsqueda de la inflación de un dígito, los desmovilizados en la era neoliberal llegarán a 18 millones de personas".(El Financiero, 4 de Mayo de 1995). En lo que respecta a la participación de los salarios en el PIB, que ya Calva en su estudio arriba citado estimaba en un 29% en 1991, cree el Secretario de Educación y Comunicación Social de la CTM (Confederación de Trabajadores de México) que ascenderá a tan solo un 24% en 1995 (El Financiero, 4 de Mayo de 1995). Como en el caso del descenso del PIB, también en este caso hasta las proyecciones pesimistas fueron incapaces de captar en su totalidad la magnitud real del desastre. En efecto, el mismo informe de la SHCP sobre la actividad económica Mexicana durante el segundo trimestre de 1995 muestra, tal como puede verse en la Tabla #8, que el aumento en el desempleo fue mayor que lo esperado: |
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Tabla #8
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Fuente:
SHCP
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* Se refiere a la proporción de la PEA que se encuentra desempleada, o que está empleada pero trabajó menos de 15 horas en la semana de referencia.
Todo lo anterior, desde luego, implica una acelerada proliferación de la "economía informal" -léase ambulantaje y "Calcutización" de las grandes ciudades Mexicanas-, la delincuencia a todos los niveles, y el deterioro generalizado de la calidad de la vida. De acuerdo con El Financiero (18 de Agosto de 1995), el número de desempleados en Junio de 1995 podría haber alcanzado el nivel de dos millones 310 mil personas, es decir que en 6 meses 12 mil 833 personas diariamente perdieron sus empleos. Definitivamente, para ser consistentes, los economistas Neoliberales deberían seguir la recomendación de algún postkeynesiano (S. Weintraub), cuando planteaba que aquellos economistas que recomiendan políticas que lleven a aumentos apreciables en la tasa de desempleo en el corto plazo, deben estar dispuestos a ser los últimos en recuperar sus puestos de trabajo una vez que sus políticas comiencen a arrojar resultados favorables en el largo plazo. Creemos, en general, que las anteriores cinco características constituyen los rasgos fundamentales del modelo Neoliberal que actualmente devasta al pueblo Mexicano, y, de hecho, a todos los pueblos del área Latinoamericana. Si partimos de que en toda sociedad se genera un excedente productivo social, que es la diferencia entre la producción material total (y las actividades de almacenaje y transporte asociadas a la misma), y el consumo de los trabajadores productivos y sus familias, que generan dicha producción, -un concepto completamente ajeno a la teoría económica convencional, por cuanto proviene de la economía política clásica y Marx-, podemos considerar que, en última instancia, lo que determina el nivel de vida de un pueblo es la utilización efectiva que se hace de dicho excedente. Esto, desde luego, está condicionado por la apropiación del aparato productivo de la sociedad bajo consideración. A grosso modo, este puede ser empleado en inversiones productivas o en gastos improductivos (varios de los cuales son socialmente necesarios, como la educación y la salud). Las inversiones productivas (industria, agricultura) inciden directamente en el ritmo de crecimiento del producto social. Algunas de las improductivas también lo hacen -educación, salud-, aunque en el mediano y largo plazo. Otras, como las actividades financieras y bursátiles, los gastos de publicidad, los de mantenimiento de orden público, etc., constituyen una deducción del excedente, ya que las gentes comprometidas en las mismas, con altos ingresos por lo general, consumen pero no producen nada tangible. En la medida en que dicho excedente se utilice en gastos improductivos, la tasa de crecimiento de la economía desciende como un múltiplo de los incrementos en dichos gastos, tal como convincentemente lo demostró el destacado economista Polaco Michal Kalecki.(31) Ahora bien, en el esquema Neoliberal, una parte creciente de dicho excedente se está empleando en gastos improductivos del tipo que no contribuye al incremento de la tasa de crecimiento del producto social, como son las actividades de tipo especulativo. Esto ha llevado a una disminución notoria de la tasa de crecimiento de la economía, con el consecuente aumento en los niveles de desempleo, bajas en el ritmo de incremento en la productividad del trabajo, caída en los salarios reales, y aumentos apreciables en las ganancias del sector de capitalistas comprometidos en las actividades especulativas e improductivas en general, en detrimento de las fracciones capitalistas involucradas en los sectores productivos. La política antiinflacionaria única, en detrimento del ritmo de crecimiento, los niveles de salarios, la equidad en la distribución del ingreso, etc., beneficia fundamentalmente al capital financiero-especulativo, ya que este se constituye en acreedor de todos los demás sectores sociales, y no le conviene que se deprecie la deuda que dichos sectores tienen con el mismo. No es de extrañarse, por lo tanto, que las dos últimas administraciones Mexicanas, básicamente representantes de los sectores financiero-especulativos, prosigan empecinadamente políticas Neoliberales. El Neoliberalismo, sin embargo, lleva dentro de sí los gérmenes de su propia destrucción. En la medida en que la planta productiva existente continúe siendo sistemáticamente eliminada, el excedente social generado comenzará a crecer más lentamente, y eventualmente a disminuir. Esto llevará al grupo financiero-especulativo dominante a intentar aumentarlo a través de proseguir más intensamente las disminuciones masivas de los salarios reales de los trabajadores productivos. Obviamente, como ya parece estar ocurriendo en México (y también en Brasil, Argentina, y otros países) esto llevará a explosiones sociales que pueden dar en traste con el modelo de desarrollo Neoliberal, en la medida en que un número creciente de sectores de la economía se resistan a la continuación de dicho tipo de políticas. Por lo demás, en términos históricos, ninguna economía puede resistir indefinidamente una parálisis en su proceso de crecimiento, como lo demostró el espectacular colapso de las economías centralmente planificadas. El Neoliberalismo no es otra cosa que la contrapartida, en términos de mercados, del estatismo hipercentralizado, en términos de planificación. En ambos casos, el resultado final es el estancamiento y el desplome. o es exagerado afirmar que la racionalidad misma de un sistema dominado por capitales especulativos es bastante precaria. Ante la situación actual, no sobra citar las premonitorias palabras de John M. Keynes, tan vilipendiado hoy por los Neoliberales: "Los especuladores pueden no hacer daño cuando solo son burbujas en una corriente firme de espíritu de empresa; pero la situación es seria cuando la empresa se convierte en burbuja dentro de una vorágine de especulación. Cuando el desarrollo del capital de un país se convierte en subproducto de las actividades propias de un casino, es probable que aquel se realice mal".(32) |
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