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LA
CRISIS MEXICANA: ¿DERRUMBE DEL MODELO NEOLIBERAL LATINOAMERICANO,
O DE UNA VERSION DEL MISMO?
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Jaime
Puyana Ferreira
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1.
Introducción 2. El Proceso de Globalización: Algunos Comentarios Generales. 3. La Internacionalización de las Finanzas en el Actual Proceso de Globalización 4. El Nuevo Papel de la Inversión Especulativa a Nivel Mundial. 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte A) 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte B) 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte C) 5. El Modelo Neoliberal y Su Variante Mexicana (parte D) 6. La Crisis Mexicana: Neoliberalismo Extremo en Acción. 7. ¿Es Posible Una Alternativa al Neoliberalismo? Hacia Una Propuesta Alternativa. NOTAS (1) |
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Ahora bien, el concepto
de globalización viene siendo utilizado durante las últimas dos décadas
por virtualmente todas las corrientes del pensamiento económico, con significados
muchas veces diferentes y contradictorios. Como ocurre con toda categoría
cuyo uso se generaliza hasta llegar a la vulgarización, esta comienza
a perder poder explicativo y analítico, hasta caer en la trivialización
total. Por esta razón, se hace necesario especificar de una manera precisa
qué se entiende por dicho concepto, a fin de evitar formulaciones carentes
de significado al respecto. Para algunas versiones de dicho proceso, lo que actualmente se visualiza es una verdadera erosión de las soberanías nacionales, en la medida en que los estados han perdido su capacidad de diseñar y ejecutar políticas económicas nacionales independientes, debido principalmente a lo que podría considerarse como el surtimiento de una poderosa `internacional' capitalista, de carácter supranacional, que se encargaría de configurar las reglas del juego para el sistema económico mundial considerado como un todo. os tímidos intentos de separarse sustancialmente de dichas reglas, como fue el caso del gobierno de Miterrand en Francia en 1981, o de los llamados "Planes Heterodoxos" antiinflacionarios de Brasil, Argentina y Perú a mediados de los 80, han quedado rápidamente frustrados, y los gobiernos responsables de los mismos han sido desplazados del poder, o forzados a regresar al redil. La periódica creación y reestructuración de instituciones financieras internacionales (el FMI y el Banco Mundial, o la OMG), a fin de evitar un posible caos económico global, parecerían dar testimonio de ello. Tras la crisis Mexicana, por ejemplo, la Reunión Cumbre de los 7 Grandes en Halifax, Canadá (Junio de 1995), propuso la creación de un "Fondo de Contingencia" de 50 mil mdd a fin de afrontar otra posible crisis como la Mexicana. Dicho Fondo estaría manejado por el FMI, y sus posibles usuarios tendrían que afrontar condiciones draconianas, posiblemente más estrictas que las impuestas a México. Tal parecería que, fuera del modelo de política Neoliberal, solo quedan las tinieblas exteriores y no habría salvación alguna. Regresaremos a tan importante punto, cuando se planteen alternativas al Neoliberalismo actualmente rampante en Latinoamérica. Ahora bien, es cierto que la necesidad de dichos ordenamientos, y de instituciones que los implementen, es comprendida hoy más que nunca por los gobiernos de los países que constituyen el núcleo del sistema global. Pero, en las palabras de los conocidos economistas estadounidenses P.M. Sweezy y Harry Magdoff, "No obstante todo lo que se comprende en abstracto de dicha necesidad, y a pesar de todos los pasos que se han tomado en esperanza de una mayor cooperación, nunca hay un descanso en el impulso de las naciones por adquirir más poder y riqueza. El punto a destacar es que la globalización acelerada de los años recientes no ha conducido a la armonía. Por el contrario (...) es en sí misma un producto de la creciente desarmonía. Contrariamente a expectativas muy propagadas, las fuentes de tensión entre las principales potencias capitalistas se han incrementado mano a mano con su creciente interdependencia. Ni tampoco la propagación geográfica del capital ha reducido las contradicciones entre las naciones ricas y las pobres. Aún cuando un puñado de países del tercer mundo, beneficiándose del proceso de globalización, han hecho notables progresos en industrialización y comercio, la brecha global entre naciones del núcleo y de la periferia ha continuado ampliándose"(2). En efecto, aunque si bien es cierto que hay una tendencia hacia la homogeneización de los procesos de trabajo y las tecnologías, dentro del contexto de una revolución informática, y toda una serie de aspectos tienden crecientemente a internacionalizarse, también es cierto que las tendencias a la globalización han estado presentes desde los inicios mismos del capitalismo. Lo que caracteriza el impulso actual, y se destaca en la mayoría de las investigaciones sobre el tema, son tres rasgos fundamentales: a) La finalización del predominio de los E.U.A. como exportadores de capital, debido al surgimiento de Alemania y Japón desempeñando también dicho papel, en gran escala y sobre bases altamente competitivas, b) El hecho de que la inversión extranjera que actualmente toma lugar, ocurre principalmente entre países industrializados, adquiriendo las inversiones en el tercer mundo un carácter secundario, y c) Que una parte creciente de la inversión extranjera directa se dirige hacia el sector de los servicios, particularmente el sector financiero-especulativo, en vez de los sectores tradicionales manufactureros o extractivos de productos primarios. Tal contexto ha generado la formación de tres grandes bloques en enconada competencia entre sí: el de los E.U.A., el de la Unión Europea (liderado por Alemania), y el de la Cuenca del Pacífico (liderada por el Japón). El resultado de lo anterior ha sido una multipolaridad, que en muchas ocasiones entra en conflicto con las funciones integradoras y homogeneizadoras de los organismos internacionales arriba mencionados. Así, aunque el dólar continúa siendo la principal moneda de reserva internacional, como vestigio de los ordenamientos de Bretton Woods (1945) que resultaron en la creación de dichas instituciones, actualmente se encuentra sobrevaluado con relación a sus rivales, y la crisis del peso Mexicano lo afectó también hacia la baja con relación a sus monedas rivales. En 1993, de acuerdo con el FMI, ya tan solo el 61.5% de las reservas de los países del orbe se encontraban denominadas en dólares, contra un 16.1% en Marcos Alemanes; 9.0% en Yens Japoneses y 11.6% en otras divisas (los porcentajes respectivos, en 1984, eran: dólar 70.0%; Marco 12.6%; Yen 5.8%; y otras divisas 13.4%). s decir, que ni el dólar es ya la divisa clave indiscutible, pero tampoco alguno de sus rivales es capaz de sustituirlo. Claramente, esto perfila la formación de tres bloques monetarios rivales, y no una utópica globalización armónica mundial de sesgo Neoliberal. Complementando lo anterior, se manifiesta una persistente tendencia hacia la erosión y el colapso de instituciones que antes parecían inconmovibles. De acuerdo con el semanario Newsweek, reportando la reciente conferencia cumbre de los siete arriba mencionada, "Los conferencistas tuvieron algunas angustiosas discusiones con el intento de salvar, como lo harían los herederos de una fortuna que se consume rápidamente, lo que queda de la estructura estatista de la postguerra que sus predecesores crearon. Cada una de estas instituciones parece estar erosionándose en credibilidad e influencia: Los mecanismos de control del Fondo Monetario Internacional han quedado empantanados por un torrente de capital privado, más penosamente en México a comienzos de este año; la OTAN y las Naciones Unidas han sido sacudidas por la desaparición de un desafío unificador y por la revelación, en Bosnia, de que las grandes naciones, particularmente los crecientemente atemperados Estados Unidos, carecen de la voluntad de hacerlas funcionar. Inclusive la Organización Mundial del Comercio, la más reciente y quizás la más prometedora institución pública, se puede encontrar socavada desde su nacimiento por su principal patrocinador, Washington, con respecto a la disputa automovilística entre los E.U.A. y Japón. Esta erosión sistemática de las instituciones, afirma el International Institute for Strategic Studies, ha causado un `sentido persistente de impotencia'"(4) Y, ciertamente, el anterior comentario es muy pertinente con respecto a la forma en que se desarrolló la pasada crisis Mexicana: fue la Administración Clinton, y no el FMI y el Banco Mundial, quien desempeñó el papel de banquero de última instancia. Obviamente, ya no podrá hacerlo en el caso de que el fenómeno se repita. Si algún país como Turquía o Hungría atravesara un proceso similar, sería la U.E. quien desempeñaría tal papel, y si lo fuera Filipinas, Japón sería la tabla de salvación. Y, ciertamente, si el colapso ocurriese en Rusia, serían todos los países industrializados los banqueros colectivos de última instancia. Evidentemente, tal situación es peligrosamente impredecible y errática, razón por la cual se propuso la creación del fondo de contingencia arriba mencionado a fin de afrontar fenómenos similares a la "primera crisis del siglo XXI".
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3. La Internacionalización de las Finanzas en el Actual Proceso de Globalización |
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De las tres tendencias arriba mencionadas, la más importante en producir el tipo de crisis que afrontó México es el destacado papel de la internacionalización de las finanzas en el actual proceso de globalización. No es exagerado afirmar que, con el estímulo de la nueva tecnología electrónica y de comunicaciones, el sector financiero ha adquirido una autonomía relativa en lo que puede considerarse como toda una nueva etapa de las finanzas globales. Un rasgo destacado de la misma es el nuevo papel adquirido por la actividad prestamista de los bancos a través de las fronteras. De acuerdo con el trabajo de Sweezy y Magdoff antes citado, las actividades bancarias entre países no representaba, a mediados de los 60, más del 1% del PIB de todas las economías de mercado combinadas. Hacia mediados de los 80, ya ascendía a un 20% del mismo. Como porcentaje del comercio mundial, las cifras son aún más impactantes: "ya hacia mediados de los 60 el volumen de la actividad bancaria a través de las fronteras nacionales ascendía a alrededor del 10 porciento del volumen del comercio mundial de las economías de mercado. Durante las dos últimas dos décadas, sin embargo, la actividad bancaria a través de las fronteras se infló fuera de toda proporción a la expansión del comercio internacional; hacia mediados de los 80, el volumen de préstamos a través de las fronteras por parte de los bancos actualmente excedía el volumen de comercio internacional de todas las economías de mercado combinadas [Ralph C. Bryant, International Finantial Intermediation, Washington D.C., The Brookings Institution, 1987, p.22]. Trascendiendo su papel tradicional, la actividad bancaria global se convirtió en el centro de un auge auto-generado, propagándose a círculos cada vez más amplios durante los 70 y los 80"(5).
bviamente, tal expansión del endeudamiento ha sido acompañada por una proliferación de todo tipo de instrumentos financieros, los cuales han servido, a su vez, para proseguir con la expansión de la base del sistema de crédito, y abrir ampliamente las vías a la especulación sin controles. De acuerdo con el artículo de Sweezy y Magdoff arriba citado, "los mercados financieros a futuro (donde se apuesta con respecto a lo que serán las tasas de interés en una fecha futura) emergieron a comienzos de los 70, primero en los E.U.A., propagándose luego a Londres y Sydney, y posteriormente a Tokyo, París y Frankfurt. Aunque tan solo un infante en pañales al inicio de los 70, el mercado financiero a futuros es ahora uno de los gigantes de las finanzas internacionales. Al comienzo de los 90, las posiciones de interés abierto (el valor de los contratos intercambiados en estos mercados) totalizaron US$1.2 trillones a nivel mundial. Un incremento todavía más rápido tomó lugar en lo que se conoce como trueques o permutas (swaps) de intereses y divisas. Esta novedad financiera consiste en intercambios entre dos partes que poseen obligaciones portadoras de intereses o contratos de divisas a futuro, cuyo propósito es cubrir y/o buscar ganancias adicionales (...) Los trueques o permutas eran casi desconocidos antes de 1980; hacia 1991 había un valor total de US$2.5 trillones de tales contratos flotando en los mercados financieros internacionales"(6). Es evidente que una situación como la arriba descrita introduce elementos de inestabilidad en el sistema nunca antes imaginados. Esto lo descubrieron dolorosamente los tecnócratas que implementaban la política económica Mexicana, cuando en cuestión de días -básicamente durante el fin de semana transcurrido entre el 16 y el 20 de Diciembre de 1994- virtualmente desaparecieron las reservas internacionales del Banco de México. Cabe anotar que, en la actualidad, ningún país está exento de sufrir un embate especulativo aluvial como el padecido por México. Como ya es bien sabido, el impacto de la crisis Mexicana en otras zonas fue bautizado como el "efecto tequila", y en la actualidad no es seguro que Argentina y Brasil, por ejemplo, no tengan también que afrontar una situación similar (7). Inclusive el dólar, debido en gran parte a que los mercados financieros internacionales ven los persistentes déficits fiscales y las -para ellos- bajas tasas de interés predominantes en los E.U.A. como incompatibles con flujos de capital indefinidos hacia dicho país, se ha visto sometido a fuertes ataques especulativos que han disminuido su valor relativo con respecto al Yen, al Marco, y a otras monedas.
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4. El Nuevo Papel de la Inversión Especulativa a Nivel Mundial. |
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De acuerdo con un estudio sobre la nueva estructura de los mercados financieros internacionales efectuado por Business Week, esta se encuentra "crecientemente dominada por inversionistas Americanos de fondos mutuos y de cobertura (Hedge) controlando quizás US$2 trillones en activos". Al parecer, "esta clase de inversionistas es muy diferente de los pacientes bancos y agencias multilaterales de desarrollo que alguna vez proveían la oferta internacional de capital del globo. (...) El actual grupo de `dinero caliente' se está beneficiando de los cambios en la tecnología de inversión que ha hecho disponibles enormes sumas a corporaciones y gobiernos que nunca fueron capaces antes de atraer mucha inversión foránea de cartera. Los inversionistas pueden ahora desplazar dinero, de Bonos de Tesorería a acciones Mexicanas al detal, a opciones de bonos gubernamentales Alemanes, tan solo descolgando el teléfono. Esto equivale a poner en tela de juicio la noción misma de monedas nacionales (...) En este nuevo mercado, el dinero se mueve más rápido que nunca, aumentando la posibilidad de que billones puedan fluir dentro y fuera de una economía en segundos. Tan poderosa se ha hecho esta fuerza del dinero que algunos observadores ven ahora al grupo del`dinero caliente' convirtiéndose en una especie de gobierno sombra mundial -uno que irreversiblemente está erosionando el concepto de los poderes soberanos de un estado nacional"(8) Desde luego, los anteriores desarrollos no implican que hayan desaparecido los flujos de inversiones diferentes a las financieras. Simplemente el grueso de las mismas, en la medida en que la intervención del estado en la economía ha cambiado su carácter, se ha privatizado. De hecho, el papel jugado por la ayuda extranjera como se conocía en las décadas del 50 y del 60 virtualmente ha desaparecido. La Tabla # 1 ilustra dicha evolución. |
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Tabla #1
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Fuente:
Newsweek, 26 de Junio de 1995, p.45. Tomado de Fuentes de la UNCTAD y
la OECD.
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Puede verse que mientras que la ayuda extranjera permanece estancada durante el período considerado (inclusive, en el caso de los E.U.A., esta desciende), en el caso de la inversión privada extranjera esta aumenta en más de US$500 mmd, un incremento del 50% en tan solo tres años. Por lo demás, el grueso de dicha inversión ocurre entre las naciones industrializadas. En efecto, según cifras del Departmento de Comercio de los E.U.A. citadas por Sweezy y Magdoff, este porcentaje rebasaba el 80% a comienzos de los 90, mientras que solo ascendía a un 69.4% en 1967 (9). Lo más notorio es que todo este proceso ya no está dominado por conglomerados como la ITT, sino por redes de alianzas corporativas de menor tamaño, con múltiples fuentes de suministros, y carentes en gran parte de fidelidades de estado. Actualmente, según Newsweek, existen cerca de 37.000 multinacionales de este tipo a nivel mundial (no pasaban de 7.000 a fines de los 60), representando un total de ventas de US$5.8 trillones en 1992: "Las multinacionales no son ya meras exportadoras: han establecido un acervo de capital permanente en el exterior -fábricas, oficinas- que se ha duplicado durante los últimos cinco años a US$2.1 trillones. `Lo que se tenía en el pasado era una integración superficial de flujos de intercambio', afirma Karl Sauvant, un veterano investigador de la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la ONU en Ginebra, quien ha estado rastreando las multinacionales durante más de una década. `Ahora tenemos el surgimiento de un sistema de producción internacional organizado por las corporaciones transnacionales'. La Mitsubishi Motors, por ejemplo, extiende sus lineas de producción de Tailandia a Malasia y al Japón"(10) En general, podemos sintetizar toda la anterior información afirmando que, en la actual época de globalización, los flujos de inversiones entre países cada vez se concentran más en los servicios financieros especulativos, dentro del área de las naciones altamente industrializadas. Las tradicionales desigualdades entre países céntricos y periféricos, lejos de ameliorarse, muestran una tendencia a empeorar, de acuerdo con índices tales como PNB per cápita, endeudamiento externo, etc. s dentro de este entorno mundial que los grupos dirigentes de países como México intentan, mediante la aplicación esmerada del llamado modelo Neoliberal, insertarse dentro de la economía globalizada con los resultados ya conocidos por sus pueblos. |
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